miércoles, 7 de diciembre de 2011

El maestro

En mi primera escuela –tenía tres años– me costó entrar. El primer día me quedé escondido detrás de la puerta. (La puerta era de madera, el piso era de madera, los pupitres –los vi luego– eran de madera.) La hija de la maestra logró que entrara, después de pasar un tiempo en la clase donde estaba mi hermano Nani. (Sinceramente, no sé si fue ése el orden de los acontecimientos; mi memoria de tres años no da para tanto.) La cosa es que finalmente entré en la clase de doña Esperanza; y desde entonces no he salido de la escuela...
A lo largo de mi vida escolar he tenido muchos profesores, que me han influido en el modo de entender la educación y en el modo de practicar el oficio. Podría decir: "tal cosa la aprendí de don fulanito, tal otra la hacía así don zutanito, aquél me transmitió esta actitud, éste tal modo de actuar en clase, etc." Pero nadie como don Esteban (¡DON Esteban!).
Yo tenía entonces ocho años. Pocas cosas recuerdo de él. Que tenía sentido del humor; le veo en clase tomándole el pelo a un chaval. Que nos enseñaba a hacer las pausas en las comas. Que nos encontramos, mi madre y yo, en la calle con él, en traje gris. Que un día me preguntó a bocajarro: "¿Tú quieres estudiar?"
Debí decir que sí (¿qué pensaría yo que significaba aquello?), porque el siguiente recuerdo es del aula de don Esteban vacía, los cristales negros, él con mi padre rellenando papeles en la mesa del maestro: eran los papeles que había que presentar en el colegio (¡un colegio de pago!) para solicitar beca.
Aquella pregunta de don Esteban cambió mi vida, le imprimió una dirección nueva, que nadie en mi familia había recorrido antes: la del estudio y el acceso a la educación superior. Y más...
Cuando lo recuerdo, me lleno de agradecimiento y me reafirmo en la convicción de que este trabajo vale la pena, si puedes abrirle horizontes a un solo alumno siquiera, como él, el maestro, hizo conmigo. Aunque no te enteres, como seguramente le pasaría a él.


4 comentarios:

  1. Me gusta!!!!!!!!!!!!
    De mayor me gustaría ser así.

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  2. ¿Qué quieres que te diga? Un día yo tuve un encuentro con un maestro que me hizo ver que el camino a la Verdad debía seguirlo en la dedicación a la Filosofía y a la Educación. ¿Quién sería ese maestro alumno de D. Esteban?
    Por cierto, también me encontré con otro maestro, curiosamente amigo de mi maestro, que me confirmó en el camino a seguir. (El del comentario anterior que, aunque no sea mayor, es así).
    Con gratitudo para mis dos maestros.

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  3. Es bueno tener amigos...
    (También hacen falta los no-amigos, para no dormirse.)

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  4. Como decía el poeta Pedro Salinas (muy bien dicho, por cierto), "quiero sacar de ti tu mejor tú".
    Eso es lo que deseo para todos los maestros de vida, como Don Esteban, que seamos capaces de sacar lo mejor de las personas.
    Que ayudemos a otros a descubrir su riqueza interior colmada de sentido…
    Por supuesto que merece la pena. Ya nos lo dijo el Señor: “Cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis”.
    Así pues, ¡Seamos “verdaderos maestros de vida”! Aunque abramos horizontes a una sola persona… Es una bendición.

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