sábado, 24 de agosto de 2013

Hannibal Lecter, modelo de inteligencia emocional

Gardner y Goleman han popularizado –vulgarizado– la idea de que, puesto que los sentimientos tiene un componente cognitivo, está justificado hablar de inteligencia emocional y por tanto debe incluirse la educación emocional en el currículo, como las demás inteligencias lo están (o deberían estar). Vale. El problema que yo veo es que la educación emocional que puede diseñarse a partir de los planteamientos teóricos de Gardner y Goleman será siempre deficiente, puesto que la comprensión que estos autores tienen de la inteligencia y, en consecuencia, de la inteligencia emocional es insuficiente.


Gardner entiende por inteligencia la “capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”. Entre la multiplicidad de inteligencia de que disponemos se encuentran la inteligencia intrapersonal y la interpersonal. La intrapersonal es aquella que se refiere a la autocomprensión, la capacidad de reconocer y discriminar nuestras emociones, ponerles nombre y a través de ellas orientar la conducta. La inteligencia interpersonal, por su parte, permite comprender a los demás y comunicarse con ellos, teniendo en cuenta sus sentimientos y sus diferentes estados de ánimo. Nos capacita por tanto para establecer y mantener relaciones sociales positivas. 

El concepto de inteligencia emocional de Goleman engloba estas dos inteligencias. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. La persona emocionalmente inteligente es capaz de automotivarse, de perseverar en sus proyectos a pesar de las posibles dificultades y frustraciones, de controlar sus impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular su estado de ánimo y de empatizar con los otros. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades, dice Goleman, resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.

Sin renunciar a la crítica de las nociones de inteligencia y de inteligencia emocional (ya vendrá),  baste de momento esta consideración para mostrar su insuficiencia: Hannibal “el caníbal”, doctor en psiquiatría, socialmente integrado (cuando está fuera de la cárcel), sofisticado y elegante, agudo en la percepción de los sentimientos de su prójimo y hábil en su manejo, reúne todas las características de la inteligencia emocional tal como es descrita por Goleman y Gardner. ¿El hecho de que sea un asesino aficionado a comer carne humana no le descalifica? No, porque el canibalismo es un “producto valioso en una o más culturas”, según la definición de inteligencia propuesta por Gardner…

3 comentarios:

  1. Muy bueno. Espero para pronto la crítica al concepto de inteligencia de Gardner y de inteligencia emocional de Goleman.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja... muy loca la nota!! Me gustó...

    En cuanto a Goleman y su libro, creo que es un libro que cambió la forma de pensar a "la inteligencia" como concepto.
    A pesar de que no es el tipo de literatura que más me maravilla, Daniel Goleman se las ingenia para mostrar una cuestión fascinante con una intensidad poco común en este tipo de obras.

    Te invito a leer mi propia nota sobre esta obra y contarme qué opinás!

    http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2013/09/una-mirada-hacia-la-inteligencia.html

    También, si querés podés seguirme en:

    https://www.facebook.com/sivoriluciano


    Subo notas de literatura, cine, humor y cultura en general. Saludos!!

    Luciano

    ResponderEliminar
  3. Me gusta mucho tu post, y lo comparto al 100%. Claro.
    Yo creo que en el ser humano la llamada inteligencia emocional no se pude ni se debe separar, aunque sí distinguir, de la "inteligencia moral". Porque el ser humano, aunque es muy rico en sentimientos, emociones y estados de animo, donde se juega su realización personal, sus relaciones, el sentido y la orientación de su vida es ante el bien y el mal. Los sentimientos son a menudo poco racionales... y a veces nada inteligentes. Tienen mucho de reacciones ante estímulos de agrado y desagrado, aunque no dudo que pueden ser muy profundos e importantes. Pero la comprensión inteligente del mundo, y el amor por la realidad el bien sobrepasan el ámbito emocional... sin anularlo, desde luego, pero sí relativizándolo.
    Lo que se llama 'integencias múltiples' e 'inteligencia hemocional', en realidad creo yo que son hábitos de la inteligencia. Es preciso ahondar y acertar en qué es la inteligenci ahumana. Es la clave.
    En este sentido estoy más de acuerdo con Zubiri, por ejemplo, cuando habla de una sola inteligencia, pero "sentiente". Por supuesto, cada día me maravilla más el tratado de Aristóteles acerca del psiquismo humano, así como su ética...

    ResponderEliminar