Magistrales, por favor
Uno de los tópicos de la ortodoxia 2.0 es denigrar las clases magistrales. Si se trata de rechazar las clases aburridas, vale. Si se está sugiriendo que el profesor no debe pasarse las clases hablando él solo, vale. Si se quiere decir que es bueno utilizar metodologías variadas, vale. ¡Pero a quien no le gusta escuchar a quien sabe de un tema hablar de él con entusiasmo! Porque lo único malo de las clases magistrales es que no sean magistrales... Es más, si un profesor no es capaz de dar una clase magistral, entonces no merece el nombre ni la consideración de maestro, magister.
Foto: Gonzalo Deán Oroz
Clarividencia, se llama esto. Madre, ¡qué Ministro de Educación nos estamos perdiendo!
ResponderEliminarLo leo un poco tarde (casi tres años tarde exactamente)...
ResponderEliminarPero igualmente me ha gustado, maestro.
un saludo,
araceli