martes, 13 de septiembre de 2022

Soy amado, luego existo

 Cinco minutos sin desperdicio...


El texto del vídeo son palabras del filósofo Higinio Marín, fragmentos de una conferencia suya, que transcribo aquí:

A cada uno de nosotros nos pasa que podríamos no haber existido, porque el fondo del problema es si valemos algo. No hay razones distintas para vuestra existencia que la de un caracol cualquiera. Pero los seres humanos necesitamos ser puestos a salvo de esa inconsistencia, de esa falta de necesidad. Te pueden decir guapa o te pueden decir listo, pero… ¡nada de eso justifica que yo esté aquí!

Nos ponemos a salvo si alguien puede afirmar que tu existencia es un bien de naturaleza tan decisiva para mí que, aunque fueras el mayor de los canallas, el mayor de los genocidas, yo no podría dejar de celebrar tu nacimiento y llorar tu muerte. Aunque tu muerte fuera la ejecución más justa y más deseada por el resto de los seres humanos sobre el planeta, yo te lloraría. Eso socialmente es intolerable, salvo que seas la madre.

¡Qué bueno que existas! No «qué bueno que seas como eres», sino en la forma de la incondicionalidad. La familia es un lugar donde se revela lo que somos. La estimación de una existencia como necesaria y, sin embargo, contingente, que podría no haber sido. Los sujetos empezamos a experimentar una clase de soledad que no queda satisfecha con esa clase de compañía; que tiene el carácter de la libertad, pero de una libertad afirmativa de aquellos que pueden decir «¡qué bueno es que existas!».

En esa afirmación todo azar precedente se vuelve también necesario y entonces, más allá de la amistad, alguien llega y te dice: «Eres la cosa más bonita que he visto en mi vida. ¡Qué sería de mí sin tu existencia! ¡Qué habría sido de mí!». ¡Claro que es una suma de azares!, pero ese azar es decisivo. «¡Qué sería de mí sin tus ojos». Podríamos haber sido de otra manera y, sin embargo, la manera particular en la que somos es bendecida, es bendita para alguien.

Por eso, y esto es muy importante, esa afirmación no puede darse sin incluir el perdón: porque somos lo que somos, porque tenemos la nariz torcida, porque tenemos mal genio, porque de vez en cuando mentimos, porque a veces somos arrogantes, porque nos come la vanidad, porque te engañé un día… En la tradición bíblica perdonar es una cosa exclusiva de Dios, porque es un poder tan grande como el de crear; porque es regenerar una libertad que se ha frustrado a sí misma, que se ha malogrado a sí misma, que se ha matado a sí misma.
Per-donar: la propia palabra «perdón» significa «dar de más». El que perdona no da lo que el otro se merece, sino lo que no se merece… ¡Pero el perdón restaura! Hegel que es un sujeto muy listo, dice que el perdón es uno de los misterios más grandes, porque es una revocación de los hechos, es como si los hechos no hubieran existido; pero sin negarlos.

Perdonar es pedir de más y es dar de más, y en ese dar de más es donde brilla la gratuidad, libérrima, donde no comparece la necesidad, en el sentido de que la necesidad anula la libertad; porque, además, esa forma de existencia os pondrá a salvo de la desesperación.

El hecho de no ser necesarios no es un handicap, sino que es lo que se corresponde con el hecho de que nuestra existencia haya sido una gratuidad libérrima. Hacía falta que no fuéramos necesarios para que el motivo de nuestra existencia fuera el amor.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Ilusión en septiembre

El filósofo Julián Marías habla del sentido positivo que tiene la palabra "ilusión" en español. Ahí, la versión tuit, un pío-pío. Aquí, la versión extendida. ¡Merece la pena escucharla!



jueves, 25 de agosto de 2022

¿Qué es una mujer?


 

Nicaragua

 «A finales de junio de 2022 los medios internacionales se quedaron perplejos ante la decisión del gobierno nicaragüense de expulsar del país a las inofensivas Hijas de la Caridad. ¿Cómo era posible que unas monjas, conocidas en todo el mundo por su abnegado y pacífico trabajo, debieran ser expulsadas? La respuesta es bien sencilla: en sus pequeños dispensarios médicos atendían a los heridos que se producían tras los ataques policiales que intentaban sofocar las protestas en las calles. Como el gobierno había prohibido atender en los hospitales públicos a los manifestantes, estos solo tenían la opción de acudir a las que nunca desoyen a los necesitados. Y es que solo la valentía de estas mujeres era capaz de paliar los daños producidos. La crisis de Nicaragua alcanzaba un punto todavía más alto.»

Seguir leyendo el artículo Qué ha pasado y qué puede pasar en la crisis de Nicaragua de Omnes magazine.

sábado, 20 de agosto de 2022

Una escuela culta

 Revisando lecturas que tengo guardadas me encuentro con un artículo de Daniel Capó para The Objective. El autor se presenta así en su interesante blog: «Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.» El artículo mencionado se titula Un escuela culta y termina con este párrafo:

Porque los buenos profesores son excepcionales, es cierto, pero al mismo tiempo resultan imprescindibles. Ninguna escuela será mejor que sus profesores. Y el gran fallo de nuestro sistema es que no ha hecho del amor a la alta cultura –y de su transmisión– el eje vivo de su personalidad. Educar en lo más alto, en lo mejor y no sólo en la técnica o en la ideología -como tan a menudo se hace-, no sólo en la memoria o en la crítica vacía, no sólo en la belleza o en la moral. Educar en lo más alto exige grandes profesores, aunque también requiere una vocación determinada: la conciencia de tratar como adultos, con seriedad y exigencia, a los niños; la importancia de no infantilizarnos, no porque la infancia sea mala –que no lo es–, sino porque no es esa la vocación natural de la escuela. Educar en lo más alto tampoco significa dejar atrás a nadie; al contrario, significa –como indica la palabra francesa éléver–, elevar, mejorar, ayudar a subir. Y eso sólo se logrará si abandonamos las guerras educativas, la ceguera de los neopedagogos y el sectarismo de los políticos, para pedir más a quien puede dar más. Una escuela con conocimientos fuertes es una escuela crítica, una escuela culta. No hay mucho más.

[Para leer el artículo completo, pincha aquí]

El entierro de la democracia

 Gabriel Albiac es filósofo, profesor  de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid desde los 24 años hasta su jubilación. Autor de numerosos ensayos y también de novela y otros géneros literarios, ha colaborado en diversos medios de comunicación. Extraigo unos párrafos de su artículo «...pues eso...», publicado el 25 de julio en El Debate.

1 de julio de 1985. A los más jóvenes, seguro, nada de extraordinario les suena en esa fecha. Y, sin embargo, en ese día fue enterrada la democracia española. (…)

1 de julio, pues. Ley orgánica 6/1985. Acerca del Poder judicial. La anécdota la pone el tan dicharachero –y tan parcamente ilustrado– Alfonso Guerra: «hay que enterrar a Montesquieu»; proyecto académico mayor, sin duda. Tras el cual no había más que un mustio enfado partidista. El Constitucional había disentido del criterio socialista sobre el aborto. Y el vicepresidente salía al quite del arrogante gobierno de Felipe González: «Si el fallo del Tribunal Constitucional sobre el aborto nos es desfavorable, habrá que poner en marcha la máquina de hacer indultos. Las leyes no pueden permanecer paradas por doce personas que además no han sido elegidas por las urnas». Que la ley hubiera sido definida por Montesquieu –y por todo el garantismo posterior– como única protección del ciudadano frente a un ejecutivo cuyo inmenso poderío podría laminarlo sin apenas mover un meñique, no afectaba a tal providencialismo: todo cuanto se le antoje el jefe, no sólo es ley, es imperativo categórico para la moral ciudadana. (…)

¿Cuál era la función pragmática de ese académico «entierro de Montesquieu»? Una primordial: desactivar el poder judicial; esto es, abolir el control de la ley sobre los gobernantes. Para lograrlo, el gobierno de los jueces, en vez de ser designado por los propios magistrados, como la Constitución preveía, pasaba a manos de los partidos con representación en el parlamento. De modo equitativo: esto es, por cuota. Lógica de apisonadora: el parlamento funcionaba ya –para eso estaban las listas cerradas– como apéndice del ejecutivo. A partir de la ley 6/1985, el Consejo General del Poder Judicial se trocaba en fotocopia del Parlamento; y, a través de ese «órgano de gobierno de los jueces», las instancias jurisdiccionales clave se cubrían a la medida. El poder ejecutivo pasaba, así, a poder único. Pasaron 37 años. Todo sigue igual. Gobierne quien gobierne.

Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu,
filósofo y jurista ilustrado, escribió Del espíritu de las leyes

En 1748, Montesquieu había formulado su principio de cautela. Muy sencillo. Y muy operativo. «Es necesario que, por la disposición de las cosas, el poder contrarreste al poder». La división y autonomía de poderes forzaba al parlamento a elaborar las leyes a las cuales un gobierno –todo gobierno– estaba sometido. Y a configurar un cuerpo autónomo de funcionarios, los magistrados, que aplicasen esa ley a todos los ciudadanos: incluidos los miembros del parlamento o del gobierno. En rigor, a eso se llama democracia. Todos los demás aspectos de un régimen democrático pueden, en ciertos límites, ser aleatorios. La división y autonomía de poderes es intocable. O, más bien, debiera serlo. Hace ya treinta y cinco años que no lo es plenamente entre nosotros. (…)

La división, autonomía y contraposición de poderes determina la existencia de una sociedad democrática. No por benevolencia o consenso de nadie. El fundamento de la democracia no está en la cesión y la confianza; al contrario, lo está en la desconfianza primordial que exige un principio de higiene moral y política: todo poder que no sea automáticamente contrapesado tenderá a erigirse en absoluto. La única garantía de que un ciudadano no sea laminado por quien lo gobierna, está en que iguales poderes del Estado ejerzan entre sí mutua sospecha y vigilancia. En 1789, la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano consagrará ese juego de tensiones como el nacer del constitucionalismo: «Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegurada y la división de poderes no esté determinada, no posee constitución».

[Para leer el texto completo, pinchar aquí]

viernes, 12 de agosto de 2022

El paso del tiempo y lo que vale

En esta entrada de su diario, Josean retrata maravillosamente a su suegra Leonor y extrae una lección espléndida sobre el valor de las cosas de uso cotidiano.

«Leonor es muy austera. Necesita muy pocas cosas. Solo le parecen bellas las que se usan. Su vieja cafetera, la taza que utiliza para desayunar desde hace medio siglo, la cubertería que le regalaron cuando se casó, unos viejos calcetines tantas veces remendados. Pone en valor a los objetos con los que ha compartido su tiempo. 

»Aprecia mucho su casa. Cada recoveco de ella es algo muy íntimo. Cada objeto que posee tiene su sentido. Evita sentirse invadida por cosas vacías e indiferentes.

»Para mi suegra la moda es comercio disfrazado de modernidad. No le ha interesado nunca. Rara vez se compra ropa. Se la diseña ella misma. Cose. Reutiliza telas viejas y usadas que han perdido brillo, que se deshilachan o decoloran. Le da gran valor al uso que han tenido. Se siente ligada a ellas. Las hace para durar. Aunque sean caducas. Es muy consciente de que el paso del tiempo corroe la vida. Pero a la vez, la exalta.


«Uno debe repensar la idea de progreso. No dejarse guiar por sus luces cegadoras. Tomar distancias. Permanecer apartado. Disfrutar de la sombra entre los pliegues de un mundo cada vez más iluminado. Mirar atentamente la actitud de personas como mi suegra Leonor. Viven muy alejados de los centros de poder. Pero en su ejemplo, lejos de los resplandores, se vislumbra el comienzo de un nuevo camino.»

No dejéis de leer esta joya de Josean Zugasti, aquí.

martes, 12 de julio de 2022

Rezar no es delito

 «María Sánchez (26 años) y Lucas Vinatea (20) son voluntarios en la iniciativa Rezar No Es Delito. El pasado 4 de junio, fueron a los alrededores del abortorio Dator de Madrid en procesión desde Cuzco rezando el Rosario. Dos semanas después, llegó a su casa una carta certificado. La sorpresa al abrirla fue que era una multa de 600 € por organizar y participar en una supuesta manifestación ilegal.

»Su delito fue rezar el Rosario en la calle, frente a las puertas de un centro de abortos. Se han convertido así en los primeros penados después de la aprobación de la reforma del Código Penal, que castiga a quienes acuden a los alrededores de los abortorios a ayudar a las mujeres que acuden a acabar con su embarazo y a quienes rezan por ellas y por los bebés que pierden la vida en estos centros» (noticia de El Debate).



viernes, 8 de julio de 2022

¿Dios contra el hombre?

 Javier Martínez Baigorri es profesor de Ciencias, Filosofía y Religión y Director del colegio Hijas de Jesús. Me ha pedido para su blog una reflexión en torno a uno de sus artículos. Ahí va. 

Me ha pedido Javier una breve reflexión al hilo de su artículo «El Dios relativo. Una lectura de Bloch y Gesché». Su lectura plantea, a mi entender, una cuestión clave: la dialéctica Deus vs Homo, la visión de la relación entre Dios y el hombre como rivales en lucha. Esta dialéctica puede verse como una de las claves de la evolución de la cultura en occidente en los últimos cinco o seis siglos y a mi entender es una de las tragedias de la mentalidad actual. Tampoco es que se trate de una novedad, puesto que esa dialéctica se halla presente desde el inicio de la humanidad. En efecto, la tentación originaria es la desconfianza hacia Dios que siembra la serpiente en Adán y Eva; si Dios les ha prohibido comer de un árbol del jardín es porque «Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios» (Gn 3, 5), iguales a Él y por tanto rivales. Desde esa perspectiva, la obediencia a Dios se considera una sumisión indigna del hombre; de modo que, para recuperar su libertad y su dignidad, el hombre tiene que negar a Dios.

En esa tentación originaria se encierran dos equívocos, uno referido a Dios y otro al hombre. En primer lugar, la pretensión de igualarse a Dios implica ignorar nuestra finitud, negarse a reconocer la limitación inherente a nuestra condición de criaturas, de seres creados y, por consiguiente, dependientes del ser de otro. En segundo lugar, aquella pretensión ignora que «Dios creó al hombre a su imagen» (Gn 1, 27) y que al verlo lo encontró «muy bueno» (Gn 1,31). Es decir, la creación del hombre manifiesta la libertad y el amor de Dios: «Dijo Dios: – Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza. (…) Y vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno» (Gn 1, 26 y 31). 


La prueba definitiva del amor de Dios por el hombre es la entrega del Dios-Hombre en la Cruz, mediante la cual el ser humano alcanza la posibilidad de participar de la naturaleza divina (¡de ser hijos de Dios!) y liberarse del pecado. Es decir, la pretensión humana de igualarse a Dios se realiza, no en la negación de Dios (esa es la tentación originaria), sino en la aceptación de la redención obrada por Jesucristo. ¡A la rebelión del hombre (el pecado de origen) Dios responde dándonos la posibilidad de «divinizarnos» haciéndonos hijos adoptivos suyos! ¿Hacen falta más pruebas del Amor de Dios por los hombres? Precisamente es el amor y solo el amor lo que permite superar cualquier dialéctica de enfrentamiento.


(Para leer el artículo de Javier pinchar aquí.)

miércoles, 8 de junio de 2022

Manipulación o el robo del alma

 Xenofobia, homofobia, transfobia... Añade «fobia» a lo que quieras defender y ya no necesitarás dar razones para justificar tu posición. Con las connotaciones que tiene -o ha cogido- el término «fobia» de trastorno, de odio irracional, el otro queda tocado y hundido sin remedio, sin posibilidad de redención.

Se trata de una forma de manipulación a través del lenguaje. Como nadie quiere que le cuelguen el sambenito de tener una fobia, automáticamente, sin reflexión, se coloca uno en el bando del que cuelga el sambenito, del que pone la etiqueta, no vaya a ser que me tomen por un xenófobo, transfobo o lo que sea.

El uso falaz del lenguaje se traduce en un secuestro del pensamiento, que queda vacío. ¿Qué necesidad tengo de pensar, si el otro ha quedado derrotado antes de cualquier discusión posible? Así se crea opinión pública tantas veces, sin diálogo previo y con mayorías silenciosas o silenciadas.

Deberíamos reivindicar el derecho a pensar por nuestra cuenta, a razonar y a pedir argumentos a quien quiera debatir noblemente, sin que se nos hurte el debate social en profundidad sobre temas tan serios como la eutanasia, por ejemplo, o el aborto. Cuando interesa, los debates se dan por cerrados sin haberlos abierto. En cualquier caso, todo debate se puede reabrir.

Volviendo a las fobias, ¡qué importante es el lenguaje, hablar y escribir bien! Como que es la expresión del pensamiento (y de las emociones); de modo que su riqueza es signo de rica vida interior y su pobreza, de falta de ideas (y emociones ciegas). Por eso, qué sabia la advertencia de la Celestina: «No sepas hablar, Pármeno, sacarte han el alma sin saber quien». Pues que no nos roben el alma.


martes, 7 de junio de 2022

Experiencias de la belleza

Las últimas entradas del diario de Josean nos hablan de distintas experiencias estéticas. Vale la pena leerlas. He seleccionado algunos párrafos para abrir el apetito. En Belleza y bondad Josean se hace preguntas muy enjundiosas sobre el asunto a partir de una experiencia muy concreta, cuando sin darse cuenta perdió el móvil:

«Caminaba lentamente de regreso a casa, cuando escuché unos resoplidos a mis espaldas. Giré la cabeza. Una mujer septuagenaria, con una incipiente cojera, estaba haciendo un gran esfuerzo para acercarse a mí. Había recogido el móvil. Me lo alcanzó muy sofocada. Con una sonrisa en la cara. Mientras le agradecía su gesto, vencí mi timidez mirándola fijamente a los ojos. Sosteniendo la mirada, me pareció asomarme al túnel del tiempo. Intuí un profundo poso de honestidad en la vida de esa señora. Vislumbré la biografía de una mujer virtuosa, dulce y servicial. Y percibí, en su avejentado rostro, una expresión de gran belleza.

»(...) Ahora que mi salud es frágil, que siento más intensamente el paso del tiempo, que percibo una mezcla punzante de dolor y alegría, advierto, quizás más que antes, que la vida está llena de atractivos. La búsqueda de la belleza es uno de los más potentes. Provoca profundas emociones. Muestran caminos que merecen ser recorridos. Mientras haya una cara que me conmueva, una flor que irradie alegría, una luz que ilumine la hierba, mientras sea capaz de concentrar la mirada en ello, intuyo que me seguiré sintiendo agarrado a uno de los más sólidos asideros de la vida.»

En Buscando la belleza nos da cuenta Josean de su descubrimiento de otro filón de belleza, la música clásica:

«Aunque no soy muy aficionado a la música clásica, pruebo con Sonata Claro de Luna de Beethoven. Durante el primer ciclo del tratamiento descubrí que, cuando el dolor acecha, me proporcionaba alivio. Al principio, una armonía decaída me transmite cierto sufrimiento. Pero luego se transforma en un ritmo del que no apetece salir. Transmite relajación. Incluso alegría. Música repleta de simetrías, progresiones equilibradas y dulces. Magnética. Bella.

»Uno, agazapado en el sofá, siente que va pasando por la vida dejando mucha belleza sin detectar. Lo que he sentido como bello es sólo una mínima parte del total. He profundizado más en paisajes, naturaleza, excursiones….

»Pero me queda muchos filones de belleza por descubrir. Hasta hace poco he sido sordo para la música clásica. Y un tarugo para bailar. Me ha interesado poco la pintura. Y menos la escultura. Tampoco he destacado en el arte culinario. Debo prestar más atención. Rebuscar con tesón. Redimirme de algunas cegueras. Bucear en la belleza del pensar. Valorar los vínculos con los más allegados. Investigar nuevas formas de hermosura.»


Las canciones y el canto son otro de esos filones de belleza (Cantar). Es cierto, como dice, que antes cantábamos más. Escuchar, a través del patio interior, a una madre cantando mientras hacía los trabajos de casa constituye uno de los recuerdos imborrables de mi infancia. 

«Hay canciones que cuentan lo que nos pasa por dentro. Explican cosas difíciles de expresar con palabras. Algunas nos empujan a la melancolía. Otras aportan un chute de energía. Las hay que invitan a llorar. O ayudan a dormir. Algunas espantan ciertos males. Los males anímicos. Son medicinas emocionales.

»Uno está convencido de que si, además de escuchar, cantamos, el sentimiento originado se amplifica. Ese esfuerzo por aprender la letra e intentar entonar afinadamente nos involucra más. Y esa atención que ponemos tiene su recompensa. Cuando ya hemos cantado un estribillo decenas de veces suele abrirse un hueco en la memoria de nuestra vida.

»El canto da voz a muchas emociones. Alegría, tristeza, lágrimas, lamentos, risas. Transporta de la inquietud a la paz. A una realidad nueva. Cantar produce momentos felices. Con facilidad. Es un acto sencillo. Estimula afectos. Vincula a los que cantan. No sé muy bien por qué.

»Hace cuatro o cinco décadas cantábamos mucho más que ahora. En el autobús, cuando íbamos a la montaña. En la parroquia, cuando acudíamos a catequesis. En la sobremesa de muchas celebraciones. Los excursionistas, catecúmenos o comensales, simplemente uniendo nuestras voces, lográbamos una conexión que provocaba alegría compartida.»


viernes, 3 de junio de 2022

Valores y educación

 A propósito de la detención de dos menores de dieciséis años por robo con fuerza durante una fiesta en casa de un amigo, Alberto reflexiona sobre la educación y lo que los centros educativos ofrecen a los padres.


¿Qué es lo que queremos para nuestros jóvenes?

Por motivo de mi dedicación profesional tuve conocimiento de que por parte de un cuerpo policial se había procedido a la detención de dos jóvenes de 16 años por un robo con fuerza en una casa. Este hecho se produjo cuando un amigo de estos les invitó a una fiesta en su casa. Estos dos jóvenes, ante una puerta de la casa que estaba cerrada con candado, lo forzaron, entraron en esa habitación y se llevaron dinero en efectivo.

Usted, lector, que ha leído hasta aquí, seguro que ya ha etiquetado a esos jóvenes, incluso se ha formado en su cabeza una imagen mental de su aspecto o, lo que es más, incluso se habrá preguntado qué valores y qué educación están recibiendo esos angelitos.

Tras su arresto manifestaron que veían lícita su conducta, ya que querían conocer y saber qué había detrás de esa puerta, que si estaba cerrada por algo era; incluso uno se atrevió a decir que le habían tomado las huellas y hecho fotos como a los malos de las películas y que eso le traería popularidad entre los suyos.

Pues bien, déjeme que le diga, que esos dos angelitos y todos los demás compañeros de fiesta son alumnos de uno de los colegios más prestigiosos y con más nombre de esta ciudad (da igual dónde este leyendo esto, en su ciudad también puede pasar), de los que pasan el cepillo al final de cada mes, de esos que cuando vas a visitar no falta el paseo frente a la vitrina de trofeos y donde el encargado de la visita saca pecho de los logros de los alumnos más sobresalientes.

Esto me ha recordado las visitas que realicé a varios colegios para matricular a mi primogénita el curso próximo. Todas tenían un denominador común: “el 98,8% de nuestros alumnado aprueba la EVAU, el 85,6% habla este idioma o el otro, o los dos a nivel C1 certificado con el país que toque, el 100% supera la ESO con una media de sobresaliente”, etc., etc., etc. Lo cual ahora me hace pensar, ¿qué queremos para nuestros jóvenes, ya sean nuestros hijos o nietos, queremos que sean capaces de multiplicar, de hacer derivadas, de conocer cuál es la capital de un país o de otro, de pedir comida en el McDonald’s en cualquier idioma? Porque parece ser que eso es lo que nos venden ahora mismo lo colegios, la excelencia curricular; pero ¿qué pasa con la educación de nuestros hijos en valores?, y con educación me refiero al trato que dan a su semejantes ¿Dónde se aprende, en casa o en la escuela? ¿Quién está equivocado, el profesor o el padre?

Debemos educar a nuestros jóvenes desde ambos agentes socializadores. Me entristece subir a un autobús urbano de cualquier ciudad y ver cómo niños de 14-15 años no ceden los asientos a embarazadas, ancianos o impedidos, porque tanto ellos cuando van solos, como quien les acompaña (incluso adultos) van pendientes de sus teléfonos sin preocuparse por el prójimo. Pongo el ejemplo del autobús por ser el más gráfico, pero hay más, escuche, escuche: ayudar a alguien a cruzar la calle, parar el abuso a un compañero de clase por parte del matón, faltar al respeto a un mendigo, no decir ni hola, ni adiós, ni gracias, ni de nada, entre otros ejemplos, aunque hay excepciones, no vayan a pensar que todo es blanco o negro.

Quizá se deba dejar de lado conocer cuál es la capital de los 195 países del mundo e invertir en educación; tampoco pido grandes milagros, saber decir hola y adiós, tratar de usted a los desconocidos, ceder el asiento en el autobús, en resumen, esos pequeños gestos que te sacan una sonrisa. En mi opinión de casa se sale “meao y cagao” y quizá esto deba enseñarse en casa y reforzarse en los centros docentes mediante asignaturas de nueva creación, donde se aprendan estas cosas y otras más útiles que el conjunto vacío como es rellenar una instancia, trámites con la administración, legislación básica, cómo pagar una multa o cómo formular una reclamación o una queja o sugerencia, o conocer las obligaciones que tienen como ciudadanos, sí, sí, obligaciones, todo el mundo conoce sus derechos, y de sobre es conocido este extremo; todos hemos oído a alguien decir, ya que está muy de moda: “es que tengo derecho, es mi derecho”, y sí, razón no le falta, pero lo que quizá deba de saber esa buena persona es que también tiene obligaciones.

Deberíamos dar a los jóvenes herramientas para los problemas a los que como adultos tendrán que afrontar sí o sí y no darles todo hecho. Y usted, ¿qué quiere o espera de nuestros jóvenes?

Alberto Miguel

Mi café está frío

 Ésta reivindicación de justicia de los jefes con los empleados y de respeto de los clientes hacia esos mismos empleados es la segunda colaboración de Leonardo para Golondrinas aturdidas

Mi café está frío. Mi café está frío, dijo un cliente de forma automática, apenas ha empezado a sostener la taza. Indignado, enfadado porque el café no está como le gusta. Es curioso cuan engrasada funciona la maquinaria de la indignación y el enfado para estos temas; sin embargo, se empieza a oxidar y ralentizar cuando se trata de cosas como la dignidad, la verdad, la honestidad... ya saben, esos conceptos caspas, pasados de moda pero que hacen que una persona sea algo más que un ente que reacciona por impulsos, que “hace lo que le da la gana”.

He trabajado en diferentes sectores y empresas. En todos los casos, cuando los jefes te toman el pelo, incumplen el contrato, o cuando directamente no te pagan, siempre aparecen los “buenos empleados” que entienden a la empresa, al jefe, al mercado laboral. En fin, salen en procesión disculpando o justificando la larga lista de ilegalidades e indecencias cometidas contra sus empleados. En estos casos sólo unos pocos se atreven a quejarse; el resto, calla. Por miedo, sumisión, masoquismo, por lo que sea.

La cuestión no es ésa, la cuestión es el uso de poder. Mejor dicho, el indecente uso de poder que hacen algunos proyectando su inmundicia sobre otros y da igual si el café está frío, o los zapatos que me ofreces no me gustan, es la ocasión perfecta para defender “tus derechos”, haciéndole pasar un mal rato a la persona que te ha atendido, que además es otro trabajador como tú, con similares problemas, con las mismas dificultades para llegar a fin de mes, las mismas condiciones lamentables laborales, o quizá no, quizá usted sea una persona con una posición mejor; en ese caso puede, como tantas otras personas, intentar humillar al empleado.

Acabaré mi café, estando como esté, porque soy un afortunado al tener salud y trabajo para tomármelo.

Leonardo

Convivir con la enfermedad

El día 23 del pasado mes de mayo me envió Josean por correo esta entrada de su diario. En conversación sosegada con el oncólogo, se ponen las cosas en claro: la curación es muy difícil... Hoy me he decidido a publicar la entrada en El diario de Josean. Estos son algunos párrafos, que he seleccionado.

23 de mayo de 2022

Me siento satisfecho. Hoy parecía no tener prisas. Esta mañana, Marimar y yo hemos hablado sosegadamente con el oncólogo, justo antes de empezar el quinto ciclo de quimioterapia. Aunque el panorama es sombrío, he salido con la impresión de haber abordado mi situación más definidamente. (...)

Yo, por fuera no me encuentro mal. Pero por dentro, el escáner (TAC) de mi abdomen ha revelado que los focos de metástasis hepáticas no se han reducido. Además, en esta ocasión, se observan nuevos micronódulos en los pulmones. Tumores sospechosos de ser pequeñas colonias de células malignas. El oncólogo ha tratado de insuflar esperanzas. Pero, mirándome tiernamente a los ojos, ha dejado claro que la curación es muy difícil. Su visión coincide con la que Joan Muriel, jefe de tumores colorrectales del Hospital Clínic, le apuntó a mi hija Inés. (...) 

Ya me lo había comentado hace unas semanas Inés. Mi curación es muy difícil. Mi aspiración más razonable es la de convivir el mayor tiempo que pueda con la enfermedad.

Es difícil calibrar mis expectativas de vida. Ciertos pacientes, en mi situación, sobreviven pocos meses. Y, el algún caso, más de cinco años. (...)

Padecer un cáncer implica un aprendizaje continuo. Un curso acelerado de vida. Desaparecen otras preocupaciones. Dejas de perder tiempo en cosas banales. Descubres que la vida no es un maratón. Que está compuesta por momentos. No hay que poner el piloto automático. Nada de dejarse arrastrar por las inercias. Vivir es lo urgente. Vivir el presente. Sin estar demasiado pendiente del pasado o del futuro. Lo que tengo es el aquí y el ahora. Hay que disfrutarlo con intensidad. Y agradecerlo.

(...) El cáncer separó mi pasado y mi futuro con una frontera nítida. Dinamitó mi vida el día que afloró. Ya no trabajo. De un día para otro, dije adiós al instituto, a las clases, a los alumnos, a los compañeros, a la alta montaña, a los viajes lejanos, a muchas rutinas de muchos años. Con lo que me queda por recorrer, dudo que vuelva a trabajar. Ya no aspiro a curarme. Ojalá este cáncer me dure mucho tiempo domesticado.

Pero la vida sigue siendo maravillosa. Incluso en la adversidad. Con un cáncer metastásico. Aunque amanezcan días grises, aspiro a seguir arrancando jornadas felices. Tengo que convivir con la enfermedad. Rediseñar mis objetivos. No quiero perder más energía en quejarme por haber tenido mala suerte. No voy a dimitir de mi vida. Quiero ser el protagonista de mi nueva andadura

jueves, 26 de mayo de 2022

¿Buscando a Dios?

 Agradezco a mi amigo Juan Carlos Martín que se haya atrevido, superando un lógico pudor, a desvelar parte de su intimidad y escribir sobre sus inquietudes religiosas. Digo «un lógico pudor». Viktor E. Frankl iba más lejos al considerar que, en muchos (no es el caso de Juan Carlos), se produce una auténtica represión de la espiritualidad, como si la inquietud religiosa fuera un defecto o incluso un desequilibrio mental, la expresión de una superchería ya superada por los «tiempos modernos».

Me parece especialmente interesante en el escrito de Juan Carlos, más allá de posibles aciertos y errores, que sus reflexiones, a partir de la propia experiencia vital, planteen cuestiones de filosofía y de ciencia empírica. Selecciono algunos párrafos. Contra su declaración final, los interrogantes del título revelan que la búsqueda continúa.

(...) Con cierto recelo por el miedo a no agradar, pero animado en la idea de que alguien que lo lea pueda verse reflejado en alguna de mis inquietudes, me he decidido a escribir y compartir estas líneas.

No me resulta fácil confesar abiertamente que llevo buscando a Dios la mayor parte de mi vida (...).

Uno no se levanta un día diciendo: voy a buscar a Dios. Por lo menos en mi caso no funcionó así. Van surgiendo pequeños detalles, que pueden pasar desapercibidos, principalmente porque nuestro propio día a día nos hace ser descuidados o simplemente indolentes y solo cuando el hecho resulta trágico, fatal y nos conmueve o sacude nuestro pequeño mundo, brota en nuestro pensamiento la idea de algo que nos trasciende, que es superior a nosotros, que nos domina y vapulea. (...)

Buscar a Dios no es como buscar algo que se te ha perdido, como unas gafas, ni mucho menos, ya que solo con desear que Dios exista aparece como por arte de magia, uniendo las piezas del “Gran Puzle” gigantesco y desconcertante en el que nuestra propia existencia se presenta como una más de las infinitas piezas que lo conforman. Eso pensaba yo de la gente que tiene fe, de los creyentes. Pensaba que su fe era fruto de su imposibilidad de explicar la realidad de otra forma.

(...) Me he dedicado a perder muchas horas de mi vida en estos pensamientos. Se podría decir que, sumadas, serían días o semanas, y todas ellas pensando en Dios, en su existencia, en qué es, con cierta ansiedad, deseando encontrarle, deseando creer.

No recuerdo bien ni el día ni la hora, pero sé que fue durante alguna de las clases de Física y Química de segundo de B.U.P. del profesor Barajas, mi primer gran referente. Sus explicaciones me hicieron preguntarme muchas cuestiones sobre la materia, el universo, la realidad en la que nos encontramos y solía acribillarle con preguntas después de las clases, a veces haciéndole perder la paciencia por mi insistencia y mis pocos conocimientos sobre su disciplina. Pasar de curso creó un vacío difícil de llenar.

Para intentarlo me preocupé de estar al día en temas científicos variados relacionados principalmente con la Física. Nada me ayudó en mi búsqueda de Dios. Me preocupé de mirar al cielo, a las estrellas, al universo en general; también miré hacia dentro, hacia el átomo, hacia las más infinitesimales estructuras de la materia, con la esperanza de que los científicos pudiesen escudriñar con sus ingenios, cada vez más avanzados, los entresijos de las diferentes partículas y encontrar el alma. Todo fue inútil.

Esto no me desanimó ya que lo único que he sacado en claro de toda esta búsqueda es que ninguna ciencia humana podría explicar a Dios (...).

Sin embargo, esta decisión reforzó la idea de la existencia de algo que trasciende por encima de lo humano, algo que, a falta de otro adjetivo, podríamos llamar divino.

No hace mucho escuché una historia india que bien podría aplicarse al caso. Aunque la historia es más larga, básicamente se podría resumir en que un hombre dibujó un círculo en el suelo y se metió en él para no tener que preocuparse de lo que ocurría fuera, pero en poco tiempo sintió que le faltaba algo; a continuación dibujó otro círculo más grande en el que cabían más cosas, pero también se le quedó pequeño y continuó con otro más grande, y otro, y otro; cuanto más grande era el círculo más preocupaciones tenía, pero más pleno se sentía, hasta que finalmente decidió que no podía abarcar más y se sintió triste.

(...) A la mayoría de nosotros nos es suficiente con lo que tenemos más cerca, somos felices o hacemos lo que podemos para serlo y no nos interesa preguntarnos sobre cuestiones más trascendentes, ¿para qué?, así nuestra vida es más fácil. (...)

Pero ¿qué ocurre si seguimos aumentando el radio del círculo? En mi opinión es inútil recurrir a la ciencia. (...) Pretendemos abarcar un círculo demasiado grande, si queremos que quepa en él lo infinito. (...) Lo que define esta increíble realidad, más allá de que no deja de sorprender, es el hecho de que, por encima de todo, no podemos explicar ni su principio ni su fin, porque no lo tiene.

Para mí con esto es suficiente, ya he dicho basta por el momento, no seguiré buscando a Dios, siempre estuvo ahí.

[Para leer el texto completo: ¿Buscando a Dios?]

martes, 24 de mayo de 2022

El simbolismo de la alta montaña

 Copio algunos párrafos de lo que Josean escribió en su diario el pasado día dieciséis.

Hoy he regresado al Sobrarbe. Mis ojos, emocionados y añorantes, han vuelto a mirar hacia sus grandes cumbres, perfiladas muy altas en el horizonte. Siguen ahí, magníficas. Mostrando sus potentes bastiones calcáreos, alzándose hacia el azul. Monte Perdido es el punto álgido.

Lugares llenos de recuerdos. Descubrimientos, aventuras, ventiscas, paisajes desbordados de belleza, personas queridas. Muchas vivencias forjadas en las alturas de estas montañas.

(...) Ascender glaciares siempre me impresionó. El simbolismo de la alta montaña, la fascinación del descubrimiento. El silencio, los brillos, la pureza, la intensidad de la luz. Una profunda experiencia de libertad. Alejados de convencionalismos sociales y ataduras, con pocas normas establecidas, íbamos recorriendo una naturaleza intacta. ¿Cómo explicar a un extraño aquellos madrugones, aquellos sacrificios, aquellos fríos intensos?

(...) El glaciar de Monte Perdido, uno de mis primeros y más evocadores anhelos pirenaicos, se debilita. Exhibe su fragilidad, igual que yo. Juego a buscar vínculos que me hermanen todavía más con él. La mente establece paralelismos. Ambos somos parte de una naturaleza quebradiza. Hemos coincidido en el tiempo y el espacio. Siento ese pálpito, esa sincronía. Siento la necesidad de saldar una deuda. ¿Cómo expresarle mi gratitud a este paisaje? ¿Cómo rendirle un homenaje?

Josean con su hijo Martín y su amigo Israel. Detrás, el glaciar Perdido

(...) Todo cambia. Todo es perecedero. Nada es eterno. El glaciar de Monte Perdido agoniza. Oculto en el valle de Pineta, el incremento de temperaturas amenaza seriamente su supervivencia. Y yo me encuentro ahora sin fuerzas suficientes para postrarme en su lecho. ¿Cómo retener aquellos momentos tan queridos?

Ya que no puedo recorrerlo, debo conformarme con acercarme a sus dominios, con evocarlo de vez en cuando, con visionar viejas fotografías que ratifiquen mi memoria, ¿fue todo aquello real?

¿Por qué uno se siente tan ligado a un paisaje? No lo sé. Uno piensa en lo importante que es vivir en armonía. Generando resonancias. Inmerso en la naturaleza. Vinculado a sus afectos.

[Leer la página de El diario de Josean completa]

Movimiento Woke

 ¿Qué es el movimiento woke?

¿Tiene que ver con la cultura de la cancelación?

¿Y con Black lives matters?

¿Cuáles son sus raíces filosóficas?

¿Qué ideología lo sustenta?

En este vídeo varios periodistas responden:



Aprender a perdonar (2/2)

 En la segunda parte de su artículo, Jutta Burggraf repasa algunas de las actitudes que nos disponen a perdonar. En primer lugar, el amor:

«Perdonar es amar intensamente. El verbo latín per-donare lo expresa con mucha claridad: el prefijo per intensifica el verbo que acompaña, donare. Es dar abundantemente, entregarse hasta el extremo. El poeta Werner Bergengruen ha dicho que el amor se prueba en la fidelidad, y se completa en el perdón.»

«(...) Amar a una persona quiere decir hacerle consciente de su propio valor, de su propia belleza. Una persona amada es una persona aprobada, que puede responder al otro con toda verdad: "Te necesito para ser yo mismo"».

Negarle a otro el perdón supone quitarle de alguna manera el espacio para desarrollar su propia intimidad. «Cuando, en cambio, concedemos el perdón, ayudamos al otro a volver a la propia identidad, a vivir con una nueva libertad y con una felicidad más honda.»

Esa disposición a perdonar es posible a condición de comprender la debilidad y vulnerabilidad del otro y, al mismo tiempo, creer que es capaz de cambiar y evolucionar.

Perdonar implica humildad y generosidad«Significa ir más allá de la justicia. Hay situaciones tan complejas en las que la mera justicia es imposible. Si se ha robado, se devuelve; si se ha roto, se arregla o sustituye. ¿Pero si alguien pierde un órgano, un familiar o un buen amigo? Es imposible restituirlo con la justicia. Precisamente ahí, donde el castigo no cubre nunca la pérdida, es donde tiene espacio el perdón.»

[Para leer el artículo de Jutta Burggraf completo: Aprender a perdonar]

[Entrada sobre la primera parte del artículo]

viernes, 20 de mayo de 2022

El fin del mundo

 Ayer murió Vangelis... Si no os suena el nombre, os sonará su música, especialmente sus bandas sonoras de películas como Carros de fuego Blade runner.

En estos enlaces podéis leer algo sobre su trayectoria artística y oír algo de su música:

    Las mejores bandas sonoras de Vangelis

    – Vangelis, el pionero de la electrónica que compuso 'Carros de fuego'

A finales de los años sesenta Vangelis formaba parte de un grupo griego llamado Aphrodite´s Child, en el que Demis Roussos (¿lo recordáis la gente mayor?) tocaba el bajo y cantaba. Yo, con catorce años, tenía un single de este grupo y esta canción, End of the world, me ponía los pelos de punta:




lunes, 9 de mayo de 2022

Tú eres único

 Hoy vuelvo a publicar una nueva página del diario de Josean. El paseo por las calles de la Chantrea, el barrio donde se crió, va trayendo recuerdos de vecinos, evocación de profesores (algunos, amigos míos entrañables), de calderetes y partidos de fútbol.

Y, al final, como suele hacer Josean, un pensamiento que mueve a la reflexión. Somos muy pequeños en la inmensidad del universo, un suspiro en la historia de la humanidad; pero cada uno de nosotros es singular, único: no ha habido, ni hay, ni habrá otro ser igual:

Todo cambia. Todo se mueve. Me he dejado hipnotizar por la lejanía del tiempo. Lo vivido aquí en mi niñez y adolescencia no es ya más que una galería de evocaciones. La bruma de mis recuerdos infantiles me provoca una extraña resonancia interna. 

Me cuesta creer que todo lo que envuelve la vida sea tan fugaz. El hombre solo ha estado presente en una infinitésima parte de la existencia del universo. Y mi recorrido, dentro de la historia humana, es solo un brevísimo soplo. Una menudencia. Un exiguo y efímero accidente. Se van diluyendo en la nada mis primeros pasos. A pesar de ser muy consciente de mi pequeñez, valoro que sigo trazando un camino singular. Soy único. No ha habido ni habrá otro como yo. Quiero seguir andando. Hacia adelante. Mientras pueda.

Para leer la entrada del diario completa, pinchar aquí.

Bodas, funerales y galletitas saladas

 Esta es la primera colaboración de Leonardo para Golondrinas aturdidas. Parece que no le gustan los eufemismos ni las frases hechas, esas que se han quedado huecas por el uso rutinario y mecánico, y que han acabado por convertirse en velos que ocultan la realidad. Es lo que pasa cuando deseas a alguien los buenos días y te contesta que hace mal tiempo; uno no pretendía dar el parte meteorológico, sino desear a la otra persona que le vaya bien.

El lenguaje debería servir para desvelar la realidad y comunicarla cordialmente (con el corazón, se entiende: con buen corazón) a nuestro prójimo. No sería muy exagerado decir que vivir es comunicarse.

¿Nueva normalidad? Se me antoja curiosa, cuanto menos, esta expresión tan en boga últimamente, al igual que “gripalización” del covid. Parece ser normal subir a un transporte público sin saludar, exigir que le atiendan a uno sin apenas mediar ninguna palabra de cordialidad, levantar la voz al personal de hostelería porque sencillamente estoy de fiesta, no respetar el trabajo ajeno y un largo etcétera.

¿Exageración? Tal vez, tal vez pensemos “yo no hago eso”. ¡Claro que no! Es algo así como los bingos, nadie ve entrar ni salir a nadie de esos locales; sin embargo, asombra la cantidad de personas que hay dentro. Me resuena la expresión tan utilizada por cierto partido político, el cual, estando acorralado por casos de corrupción, se refería a ellos como “algunos casos aislados”.

Esta normalidad en tirar de eufemismos y frases hechas me hace reflexionar sobre las cantidades ingentes de cosas obvias, desafortunadas y estúpidas que se dicen en eventos como, por ejemplo, una boda. Personalmente siento debilidad por los comentarios previos y posteriores a dicho evento. Cómo se describen de forma casi forense cada detalle de los preparativos y del viaje posterior. Aunque ciertamente en estos casos el personal se divide en dos grandes bloques: los de las descripciones positivas y los que se centran más en el aspecto negativo. Sin embargo, es notablemente significativo que ambas corrientes se unen en un único cauce, diría más bien torrente. Torrente de silencio. Nadie comenta la suerte que tiene o lo a gusto que está con su pareja.


Algo similar pero, paradójicamente, en sentido contrario sucede en los funerales, en los que sólo se habla de las bondades de la persona fallecida. Parece que lo normal es decir te quiero, gracias o perdona a una persona que ya no te puede oír y agradecer tus palabras. No obstante, el momento álgido de inconsciencia en un funeral se produce, desde mi punto de vista, cuando una avalancha de frases hechas inunda y desplaza la sabiduría del silencio reflexivo e impacta sobre mis tímpanos provocando inclusive cierto desplazamiento de la masa encefálica dentro de mi cráneo. Cierto, lo normal parece ser no saludar, no ser amable con los desconocidos, empatía nula, una casi inexistente consciencia, y el amor.... El amor es eso que sale en las películas o el argumento de alguna novela de esas en las que a final los protagonistas se toman una cervecita con unas galletitas saladas. ¡Cómo no rendirse ante unas galletitas saladas! Eso sí que no es normal.

Dijo un tal Freud que alguien sano era una persona capaz de amar y trabajar.

Leonardo

Aristóteles avisa al público

 

Visto en un centro de salud y en un comercio de Pamplona:

Lección de ética aristotélica.


Dos chistes muy breves

 Ayer Javi tuvo que corregirme el título de Seis simpáticas danzas etcétera y se disculpó por ser tiquismiquis (¿un bilbaíno se vuelve humilde con los años?) con un chiste:

“—Tú eres muy tiquismiquis, ¿no?

—Mmmm, no exactamente?”

Le contesto con el chiste del susceptible:

“—Oye, tú.

—¡Pues mira que tú!”

domingo, 8 de mayo de 2022

Seis simpáticas danzas

Javier López de Guereña y yo nos conocimos en el colegio, gracias a la música porque es tres años más joven que yo. Componíamos, tocábamos: blues (se lucía en los solos de guitarra, con quince años), rock and roll, rock sinfónico... Recuerdo una tarde, en el parque María Cristina, sobre la playa de Ereaga, en Algorta; él había venido de Bilbao y yo de Romo, barrio de Las Arenas: había empezado a componer una sinfonía. Tendría él entonces dieciséis o diecisiete años.

Playa de Ereaga desde el parque de María Cristina, en la actualidad

Estudió Ciencias Biológicas en Pamplona y música en Madrid. Escribe para orquesta, para formaciones de jazz, compone bandas sonoras de películas, música para danza; además, arregla, produce... En su página web podéis ver (oír! su versatilidad.

Ante la insistencia mía para que aportara algo a este blog (tampoco se resistió mucho, la verdad), nos regala estas Seis simpáticas danzas para fagot y orquesta de cámara, seis piezas breves (de uno o dos minutos) que reflejan bien dos características de su música: la imaginación creativa y el buen humor. A Javi le gusta jugar cuando compone. Así que abrid los oídos, los ojos, la mente... ¡y seguid la cadencia con los pies!


BLUES

REGGAE

ZORTZIKO

BOURRÉE

(una) SEVILLANA

TANGO
Música: Javier López de Guereña;
Dibujos: Pedro Arjona Fagot: John Falcone

viernes, 6 de mayo de 2022

Aprender a perdonar (1/2)

 He estado meditando estos días un artículo de la teóloga, ya fallecida, Jutta Burggraf, «Aprender a perdonar». El artículo se compone de dos partes; en la primera, Burggraf analiza en qué consiste perdonar y, en la segunda, considera algunas actitudes que nos disponen al perdón. Espigo algunas ideas con la esperanza de que os animéis a leerlo.

Perdonar es remitir la ofensa o daño recibido de otro. «La indignación e incluso la ira son reacciones normales y hasta necesarias en ciertas situaciones. Quien perdona, no cierra los ojos ante el mal; no niega que existe objetivamente una injusticia. Si lo negara, no tendría nada que perdonar.»

No se trata de mirar para otro lado, de hacer como que no ha pasado nada. Si hemos sufrido una injusticia, es normal que nos duela y que deje una herida. No debemos negar ese dolor. «Un dolor oculto puede conducir, en ciertos casos, a que una persona se vuelva agria, obsesiva, medrosa, nerviosa o insensible, o que rechace la amistad, o que tenga pesadillas. Sin que uno lo quiera, tarde o temprano, reaparecen los recuerdos. Al final, muchos se dan cuenta de que tal vez habría sido mejor hacer frente directa y conscientemente a la experiencia del dolor. Afrontar un sufrimiento de manera adecuada es la clave para conseguir la paz interior.»

Por otra parte, también resulta insano no superar la ofensa y quedar atrapado en el pasado, en el resentimiento, es decir, en un sentimiento recurrente que nos consume. «La memoria puede ser un cultivo de frustraciones. La capacidad de desatarse y de olvidar, por tanto, es importante para el ser humano, pero no tiene nada que ver con la actitud de perdonar. Ésta no consiste simplemente en "borrón y cuenta nueva". Exige recuperar la verdad de la ofensa y de la justicia, que muchas veces pretende camuflarse o distorsionarse. El mal hecho debe ser reconocido y, en lo posible, reparado.» Al perdonar nos liberamos del bucle del resentimiento, haciendo posible un nuevo comienzo, tanto para el ofendido como para el ofensor.

El perdón comienza por rechazar la venganza. «El secreto consiste en no identificar al agresor con su obra», mirarle en su dignidad personal, porque «todo ser humano es más grande que su culpa».

martes, 3 de mayo de 2022

Nido de golondrinas

  A partir de ahora se pueden ver todas las entradas de El diario de Josean en un blog propio, que es como un retoño de Golondrinas, al que se accede desde la pestaña del mismo nombre. En los móviles, las pestañas cuelgan de la barra de Inicio, por si no os habéis dado cuenta.
En esa página se dice lo siguiente:

Josean Zugasti y yo fuimos compañeros en el Instituto Félix Urabayen. Es biólogo, profesor de matemáticas. Tiene un cáncer en el intestino. «Procuro escribir algo cada día. Me entretiene. Y me ayuda a pensar». «A veces escribo sobre reflexiones a partir de observaciones cotidianas de mi vida, ahora más reducida pero más reposada y atenta a los pequeños detalles. Otros días escribo en un tono más intimista, en el ámbito de las relaciones personales. Ahí soy más pudoroso y prefiero quedármelas para mí. Como la medicación me produce insomnio, escribo algunos días sobre pensamientos que merodean en mi mente estando en la cama. Otros días le doy vueltas a la evolución de mi enfermedad y la nueva perspectiva que me ofrece.»

Josean escribe muy bien, es reflexivo y a la vez describe con gran viveza los elementos de la naturaleza, dando pruebas de su conocimiento de la biología. Mientras él quiera, iré publicando algunas páginas de su diario. Para ello, he creado un «nido de golondrinas», un blog exclusivo para el diario, al que se accede desde aquí.

Manifiesto en defensa de la Enseñanza como bien público

 La prensa viene publicando estos días el «Manifiesto en defensa de la Enseñanza como bien público (contra la LOMLOE y las leyes que la preceden)» –el que avisa no es traidor–, manifiesto  redactado por un conjunto de profesores de enseñanza secundaria y suscrito por personas relevantes del mundo intelectual, filósofos, historiadores, matemáticos, escritores... Un elemento diferencial de este manifiesto es que critica la Lomloe y las leyes educativas precedentes desde la perspectiva de la enseñanza pública.

«La enseñanza reglada en España no marcha por buen camino y las leyes que se han aprobado últimamente, junto con la LOMLOE de 2020, no parece que vayan encaminadas a poner remedio, sino que más bien tienden a empeorar la situación. Entendemos que la enseñanza en todas sus etapas debe tratar de aspirar a ser de calidad, entendiendo por tal una instrucción basada en los conceptos nucleares de “esfuerzo, mérito y contenidos”.»

La crítica se centra en cinco puntos. 1) En referencia a la alta tasa de fracaso escolar, «la LOMLOE trata de arreglar el problema haciendo desaparecer los suspensos y dificultando la repetición, con lo que no solo no solucionará sino que acrecentará el problema al ocultarlo

2) Respecto a la dialéctica contenidos-competencias, se afirma que «no hay mayor adquisición de competencias que dominar con destreza los contenidos de cada asignatura».

3) «Deben permanecer las notas numéricas y las Menciones de Honor. Las primeras para conocer con mayor precisión el grado de éxito del alumno en la adquisición de conocimientos; y las segundas para que el esfuerzo y el mérito sean un aliciente más para el alumnado, y contribuyan a reducir cuanto se pueda toda discriminación que no sea exclusivamente escolar.»

4) En cuanto a la ideologización del currículo, el manifiesto apuesta por la libertad de los docentes «para enseñar los contenidos científicos o humanísticos de su materia, sin ser correa de transmisión de la ideología de turno, y cuyo límite debe ser la Constitución y el Código Penal».

Manifestación de la concertada. Foto: RTVE

5) Otro punto importante del debate educativo es el de las reválidas y la evaluación externa de los alumnos. «Debe apostarse por exámenes externos y comunes en distintas etapas educativas, para poder realizar pruebas diagnósticas sobre la marcha de los distintos centros de enseñanza. En especial, apostamos por una Prueba de Selectividad única en todo el territorio nacional, con contenidos comunes, garantizando así la igualdad de oportunidades para todos los alumnos.»

Se percibe en el Manifiesto el hartazgo, por parte de tantos profesores, de leyes partidistas, nacidas del prurito de hacer, cada gobierno, su propia ley en contra de la del gobierno anterior. Para evitarlo se propone la creación «de una suerte de Consejo General de la Función Docente, integrado exclusivamente (o principalmente) por docentes con larga experiencia, académicos y científicos de reconocido prestigio procedentes de las distintas ramas del saber, formal y materialmente independiente del poder ejecutivo y del poder legislativo, ajeno a cualquier ideología o partido concreto, que sirva de principal referencia a la hora de proponer, o en su caso revisar, las distintas leyes e iniciativas de carácter educativo (...) y cuya principal competencia sea el diseño, según criterios estrictamente técnicos, científicos y académicos, del Sistema de Instrucción Pública y sus planes de estudios».

Al leerlo es difícil evitar pensar que es algo utópico en este país. Espero que no.

El manifiesto, firmado por José Sánchez Tortosa, Sergio Vicente Burguillo y Carlos M. Madrid Casado , está suscrito por Gabriel Albiac, Félix de Azúa, Luis Mª Bilbao, Gustavo Bueno Sánchez, Luis Alberto de Cuenca, Alicia Delibes, Antonio Diéguez Lucena, Clara Eugenia Núñez, José Ignacio Fortea, Juan Pablo Fusi, Fernando García de Cortázar, José Ángel García de Cortázar, Juan E. Gelabert, Fernando Gómez Redondo, Pedro Miguel González Urbaneja, Jon Juaristi, Ramón Lanza García, Araceli Mangas Martín, José María Marco, Ricardo Moreno Castillo, Félix Ovejero, Marino Pérez Álvarez, Xavier Pericay, José Luis Ramírez Sádaba, Alberto Royo, Fernando Savater, José Ángel Sesma Muñoz, Horacio Silvestre, Gabriel Tortella y Andrés Trapiello.

sábado, 30 de abril de 2022

La senda de la paz

 Ante la realidad de una guerra que no cesa, vuelvo a leer y meditar las palabras de Francisco, palabras sentidas, que brotan de un corazón sufriente pero abierto a la esperanza.


Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.

Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.

Fotografía de Sergei Supinsky, propiedad de AFP

(...) Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

(...) Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

(...) Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. (...)

Francisco, 25 de marzo de 2022

[Para leer el texto completo.]