miércoles, 11 de abril de 2012

Autoridad amante

A los alumnos de Orientación Educativa

Varios programas de tv (en minúsculas, que no da para más) tratan asuntos de educación en formato de reality show. Unos padres no hacen carrera con sus hijos y acuden a un experto para que les ayude: éste es el argumento. Un denominador común de los casos suele ser la falta de autoridad de los padres y el descontrol de los hijos. Y es que una mala comprensión de lo que es la libertad y del significado de la autoridad está en la raíz de muchos males de la educación.
Ante todo es preciso deshacerse de la idea de que son realidades opuestas. La autoridad sin libertad es mero poder, como el que tiene el pastor sobre el rebaño; la libertad, sin autoridad que la encauce, es simple antojo, como el ir y venir de las vacas en el prado. La libertad crece en los cauces de las normas y el compromiso; la autoridad abre los cauces, indica las normas y apuntala los compromisos.


Hay otro aspecto del asunto que se olvida: el ejercicio de la autoridad en educación (¡una pesadez!) es fruto del deseo de ayudar al hijo o al alumno en su proceso de crecimiento. A quien se quiere se le exige que dé más de sí. El amor es el fundamento de la autoridad. ¿O no?

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