Educar al amor de la lumbre
Un
elemento esencial de la educación es el tiempo. Bien mirado, educación a lo
largo de la vida es una redundancia: educarse lleva toda la vida y, para educar
a otros, hay que contar con todo el tiempo que queda por delante. Como la buena
cocina, la educación requiere tiempo: elaborar los alimentos al amor de la lumbre.

La
falta (real o imaginada) de tiempo lleva a los padres a delegar sus funciones
en otros, que pueden acabar por convertirse en padres o madres vicarios: la
chica que cuida a los niños, la señorita, la maestra o el maestro, el monitor
de tiempo libre, el/la catequista… Sucedáneos para una educación fastfood: engorda, pero no es sana.
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