Valor económico de la moral
Desde hace cuatro años venimos oyendo hablar de la pérdida de confianza como raíz de la crisis económica. Las relaciones económicas son relaciones humanas y, como todas ellas, se fundan en la confianza, que sólo puede construirse sobre el cimiento de la honradez, la integridad, la lealtad y la fidelidad: ¡la moral tiene un gran valor económico! La inmoralidad, o la amoralidad, no sólo no mejora el negocio, sino que lo hunde. El sistema soporta una cierta cantidad de inmoralidad, como el cuerpo soporta dosis pequeñas de veneno; pero no se sostiene cuando se generaliza la falta de ética (de decencia, dice Leopoldo Abadía).
Lo peor de todo es que se ha instalado en nuestro primer mundo (el de la crisis) un ideal de vida que consiste en producir para consumir, para estar bien. ¿La expresión "estado del bienestar" no os produce escalofríos, un estremecimiento al menos? Es un ideal tan pobre que conduce inevitablemente a la des-moralización: la persona se queda sin fuerzas para luchar por algo valioso y, por tanto, arduo. La sociedad del bienestar es incapaz de generar las energías vitales para sobrevivir: ¿será capaz de superar la crisis sin una profunda transformación moral?
En La vanguardia Antoni Puigverd escribe un magnífico artículo, "La fuerza de la ternura", que habla de esto y de la confianza en el hombre para superar el ideal consumista. He seleccionado este párrafo:
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