Manipulación o el robo del alma
Xenofobia, homofobia, transfobia... Añade «fobia» a lo que quieras defender y ya no necesitarás dar razones para justificar tu posición. Con las connotaciones que tiene -o ha cogido- el término «fobia» de trastorno, de odio irracional, el otro queda tocado y hundido sin remedio, sin posibilidad de redención. Se trata de una forma de manipulación a través del lenguaje . Como nadie quiere que le cuelguen el sambenito de tener una fobia, automáticamente, sin reflexión, se coloca uno en el bando del que cuelga el sambenito, del que pone la etiqueta, no vaya a ser que me tomen por un xenófobo, transfobo o lo que sea. El uso falaz del lenguaje se traduce en un secuestro del pensamiento , que queda vacío. ¿Qué necesidad tengo de pensar, si el otro ha quedado derrotado antes de cualquier discusión posible? Así se crea opinión pública tantas veces, sin diálogo previo y con mayorías silenciosas o silenciadas. Deberíamos reivindicar el derecho a pensar por nuestra cuenta, a razonar y a pedir...