domingo, 20 de marzo de 2022

Hombre de familia

La trayectoria de la vida

Para los padres de familia la conciliación de la vida laboral con la familiar, cuando se ejerce una profesión liberal (esto es, cuando no se tiene que “fichar”), es una cuestión abierta de forma permanente. ¿Hasta dónde debe llegar la dedicación al trabajo, trabajo del que depende el bienestar de la familia? ¿Cuánto tiempo requiere la atención de la mujer y de los hijos? ¿En realidad, es una cuestión de tiempo –de cantidad- o de calidad? ¿Debo renunciar a determinados logros profesionales en aras de esa atención?

Family man (Brett Ratner, 2000) plantea esta cuestión bajo la forma de un peculiar dilema. Jack, el protagonista, ha elegido para su vida el camino de la entrega total al trabajo y, por tanto, de la ausencia total de compromisos en la esfera personal y afectiva. Como el éxito le acompaña generosamente, la verdad es que no echa en falta nada para sentirse feliz: posee un piso magnífico en Nueva York, la capital del mundo, y un coche deportivo impresionante, viste elegantemente y come en los mejores restaurantes... ¿Qué más se puede pedir?

Desde luego, Jack no pide más; pero alguien está decidido a demostrarle que necesita algo más. Es Navidad, tiempo de buenos sentimientos y de... milagros: Jack recibe, como respuesta inesperada a una buena acción, el “don” de vivir una trayectoria vital diferente de la que ha seguido. De la noche (Nochebuena) a la mañana (de Navidad), se encuentra arrojado a una existencia de hombre casado, con dos hijos, un trabajo de contable y... pobre. No hace falta decir que, antes de descubrir el gozo de ser un hombre de familia (¡es una película navideña!), el pobre Jack tiene problemas para adaptarse a su nueva situación: la responsabilidad con la mujer y los hijos, la ropa de baja calidad, el pollo precocinado, un trabajo mediocre...

¿A quién no le gustaría saber cómo hubiera sido su vida si... en lugar de tomar tal decisión, hubiera tomado tal otra; si se hubiera dedicado a esto y no a lo otro; si viviera en tal sitio, fuera de tal modo o...? Aun aceptando la lógica de los milagros, Family man contiene algunas trampas en las que no conviene caer. El Jack-de-familia es el mismo que el Jack-ejecutivo-con-éxito: vive su segunda trayectoria vital con la mentalidad, la personalidad, el saber y la experiencia adquiridos en la primera. Además, la vida no se reduce a dos posibilidades entre las que haya que elegir; cada decisión que adoptamos señala un punto de inflexión en la trayectoria de la vida, en la que influyen también, y de qué modo, las decisiones que van tomando los demás. Jack descubre un mundo distinto, pero hay infinitos mundos posibles.

Por otra parte, ¿de qué sirve conocer otras vidas posibles en virtud de decisiones pasadas, si el futuro será siempre una incógnita? Volvemos a la realidad: no hay más que una trayectoria vital, la que vamos haciendo día a día con nuestras decisiones –con nuestra libertad-, con nuestra respuesta a las circunstancias –tantas veces fuera de nuestro control-. Vivir no es elegir entre dos alternativas (¡qué fácil sería!), sino jugársela cada día, sin poder estar seguros del acierto hasta el final: la aventura.


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