miércoles, 30 de marzo de 2022

Personas sin hogar y ciudad hostil

 Mi amigo Julio es trabajador social. Este artículo suyo se publicó en Diario de Navarra el 17 de marzo de este año.

    Según las últimas cifras basadas en la Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar, un número cercano a las 40.000 personas se encuentran actualmente en esa situación en España.

    Estas personas no tienen un techo en el que cobijarse y esta realidad, que es dramática y complicada para las personas que la sufren, se está viendo agravada por un fenómeno relativamente nuevo, la llamada arquitectura hostil, a la que se suma una actuación hostil de ciertas instituciones.

La arquitectura hostil empezó a verse en grandes ciudades del hemisferio occidental, pero ya estamos viéndolo en algunas ciudades de nuestro país. Se crean barreras, lugares impracticables y se obstaculiza la vida diaria de los sin hogar,

Ejemplos que parecen inocentes, pero no lo son, como la sustitución de bancos alargados por asientos individuales, la división de los mismos con reposabrazos individuales, asientos que tienen una ligera inclinación, son muestras de esta arquitectura.

Como muestra, sirvan los "bancos Camden", que permiten sentarse, pero son muy incómodos para estar sentado un largo tiempo: Se instalaron en Londres a partir del 2014, siendo una muestra de dicha arquitectura hostil y de la nueva ingeniería social. 

 

Selena Savic coautora del libro ‘Unpleasant Design’, que investiga y recopila este fenómeno, en una entrevista realizada hace unos años decía:

“El diseño hostil se vale de 'agentes silenciosos'. Que se materializan en objetos e instalaciones que aseguran que el control se aplique en el ambiente, a través del diseño de espacios urbanos, mobiliario urbano y la comunicación de estrategias. No solo restringen el uso no deseado del espacio, sino que también evitan las interacciones entre las autoridades y los ciudadanos.”

Aunque la arquitectura/diseño hostil puede tener como objetivo a toda la ciudadanía, la realidad es que son las personas sin hogar las más afectadas, por todo con todo tipo de estructuras contra ellas, como son los bancos de diseños agresivos, púas bajo puentes, topes puntiagudos en las entradas de los edificios, estructuras inclinadas…. Todo ello se suma en una expulsión de estas personas del espacio público, haciéndolas invisibles.

En junio de 2019, el Papa Francisco nos indicó que existía un "ensañamiento" en la arquitectura hostil contra los pobres en todo el mundo.

En Navarra se empiezan a ver algunas muestras de esta arquitectura por parte de entidades públicas y privadas. Una de las formas de actuación contra estas personas está siendo, la tajante y agresiva actuación de los bancos y cajas. Al cierre de multitud de sucursales, con el cierre de sus cajeros, se suma la nueva tendencia de sacarlos a la calle o a desprotegerlos, esto deja a estas personas sin un refugio en una tierra cuyo otoño y sobre todo el invierno es bastante duro.

En Pamplona el Ayuntamiento lleva mucho tiempo realizando un buen trabajo de apoyo, con una Policía Municipal y Educadores de Calle volcados en ayudar a estas personas y unos servicios sociales, cuyas Trabajadoras Sociales hacen todo lo que está en su mano por apoyar. Otras instituciones, como Caritas y el Paris 365, con su programa “sopa caliente” realizan una labor sobresaliente en este campo.

Pero estos profesionales se están encontrando con un grave problema: el progresivo cierre de oficinas bancarias, la estrategia de sacar los cajeros a calle o dejarlos sin protección, el cierre a ciertas horas de los mismos, están teniendo un efecto verdaderamente dramático. Las personas sin hogar tienen que buscar un lugar para dormir. Esta situación de movilidad también hace que se dificulte su localización, y así las personas que los atienden, tengan graves problemas para realizar una intervención eficaz.

Y es mediante la profundización de esa labor por donde deben de llegar las soluciones, no mediante la exclusión de nadie de los espacios públicos.


    Nadie quiere que estas personas se vean condenadas a vivir en las calles, puentes, bancos o cajeros. Para evitarlo debemos ser imaginativos y solidarios, empáticos. En época de pandemia se actuó con decisión desde los Ayuntamientos y el Gobierno de Navarra ante la crisis del coronavirus y el estado de alarma, se habilitaron espacios nuevos para atender a esta población. Se actuó con decisión y se dispuso de albergues provisionales en Pamplona, se crearon más plazas desde el albergue de transeúntes y se habilitó el albergue de peregrinos en la calle Compañía, el Jesús y María, para acoger a las personas sin hogar que necesitaran cobijo en estos días, con 40 plazas nuevas.

Es el momento que, desde estos organismos y la Sociedad, planteemos nuevas estrategias y nuevas formas de actuar que eviten esta situación de forma justa y duradera. Esconder un problema dificultando su visibilidad en parques y jardines no solo no lo soluciona, sino que aumenta aún más la exclusión de los ya excluidos.

Julio Vidaurre



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